Economía Crítica y Crítica de la Economía

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La agroecología no es un (viejo e insostenible) Nuevo Plan Verde

Autor: Angel Calle Collado

El Salto

Tenemos un problema, en Extremadura y en Houston: compartimos un planeta que cuestiona nuestras formas de consumo y de relación con la naturaleza. Nuestros sistemas económicos, al estar presididos por un capitalismo global y crecientemente financiarizado, no consiguen ofrecer soluciones dignas para la gran mayoría del mundo. Digo “sistemas” en plural porque también nos reproducimos afortunadamente al margen de lo que dispone el caballero Don Dinero. Hablo aquí de trabajos no remunerados, apoyos que nos damos al margen de los mercados monetarizados, prácticas que invitan a autogestionar nuestra salud o nuestra alimentación, el cuidado comunitario de nuestras aguas y nuestros ecosistemas.

El problema, fundamentalmente, consiste en resistirse a colocar factores vitales de nuestra reproducción en el centro de los sistemas económicos. Un problema con dos grandes caras. La primera, la inviabilidad económica de transiciones propuestas desde las instituciones públicas y que tienen más de márketing “verde” que de cambios reales del Titanic consumista. La segunda cara se enmarca en un gran bloque socioambiental. Lo encabeza la creciente pérdida de fertilidad global para la producción futura de alimentos. Y junto a dicha pérdida, crecerán las desigualdades sociales que se disparan dramáticamente en esta transición suicida gobernada por los grandes mercados internacionales. Piénsese en la llamada “pobreza energética” o la “malnutrición” de los sectores empobrecidos de la población: son los mercados monetarios los que regulan este forzoso y forzado decrecimiento.

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Extremadura demanda relocalización, no más “subdesarrollo”

Autor: Angel Calle Collado

El Salto

Extremadura sigue acercándose al perfil de las “economías del subdesarrollo”, según se caracterizaron hace más de medio siglo por la CEPAL (Comisión Económica para América Latina y el Caribe). La CEPAL se dedicó a demostrar que el subdesarrollo es un producto fabricado desde la parte “desarrollada” del mundo. Estas economías de campamento minero son en realidad territorios “empobrecidos”, forzados a la dependencia. Se trata de economías basadas en el monocultivo y la extracción, de rentas duales según se pertenezca a la economía interior (más informal) o se enganche con flujos de exportación (más profesionalizada). Envían hacia afuera sus ahorros, ya que el tejido financiero y las políticas de ayuda al “desarrollo” están diseñadas para abastecer los centros más industriales. Por ejemplo, un grupo operativo que trabaje para adaptar un monocultivo a lo que reclama como “calidad” un distribuidor situado en Alemania trabaja, precisamente, para los grandes supermercados del sector agroalimentario, no para relocalizar economías, no para diversificar o conseguir más margen aquí o para llevar a Extremadura alimentos nutritivos. Ciertamente es difícil salir en el corto plazo de esta enfermedad del “desarrollismo” pero, ¿acaso es excusa para seguir insistiendo en las viejas fórmulas del “hay que adaptarse” mientras se desangra la región?

Porque la realidad es sangrante bajo el desarrollo del subdesarrollo en Extremadura. Ejemplo de ello son las 45.000 personas emigradas en la última década, la creciente exportación de capitales o el aumento del afán minero para compensar las cuentas de clases privilegiadas, pero que poco o nada redundan en el beneficio general de su población. Se exporta fruta y somos la región donde la infancia come menos fruta del país. Y para legitimar todo esto se ofrecen las falsas soluciones: presión para abrir más minas, facilitar suelo a las grandes empresas del sector eléctrico y, en paralelo, la desatención de sectores que podrían ser clave como la agricultura ecológica basada en la pequeña producción, la creación de comunidades energéticas o en el fortalecimiento de mercados interiores vía compra pública. Recientemente, las nuevas concesiones para la construcción de macrogranjas porcinas, reflejadas en el DOE número 49 del 12 de marzo de 2021, confirman la apuesta por modelos de fortísimo impacto ambiental y que destruyen empleos en el medio plazo. Quienes piensan en minas y macrogranjas no piensan (no dicen, más bien) qué ocurrirá con la contaminación de tierras, con el turismo que busca paisajes y culturas sostenibles o en la competencia por agua más escasa con otras industrias.

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Covid-19: la salida agroecológica

Autor: Angel Calle Collado y Isabel Alvarez

Isabel Álvarez y Ángel Calle, de Comunaria.net, nos avanzan líneas posibles de salida cooperativa y ecológica frente al negocio de la comida, con la mirada puesta en la crisis del covid-19 y sus consecuencias. Fotos de stock gratuitas de agrio, amarillo, chucherías, chuches

Publicado el 26 de mayo de 2020 en El Salto Diario

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Cultivar sociedad y conciencia de especie

Autor: Angel Calle Collado

Artículo publicado en Última Llamada, en El Diario, el 29 de abril de 2020

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La salida neoliberal nos ofrece deteriorar nuestro bienestar, incrementar las posibilidades de pandemia y encerrarnos aún más en el perverso círculo de la deuda. ¿Es posible cuestionar este modelo o por el contrario saldrá reforzado bajo la tormenta planetaria del coronavirus?

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Alimentación y pandemias: ¿hacia una nueva economía moral?

Autor: Angel Calle Collado

Artículo publicado en Última Llamada, en El Diario, el 14 de abril de 2020

Si la pandemia de la COVID-19 es un “examen sorpresa” frente a previsibles colapsos sanitarios y alimentarios estamos a tiempo de introducir cierta racionalidad en los debates sobre el futuro de nuestra alimentación Seguir leyendo…

Coronavirus La pandemia es pensar que no somos territorios

Autor: Angel Calle Collado

Artículo publicado en El Salto Diario el 10 de abril de 2020

Madera, Tronco De Árbol, Árbol, Brown

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Un brevísimo recorrido de la idea de “territorio” (ecosistemas, comarcas, cuencas hidrográficas) y la agricultura desde la II Guerra mundial a la actualidad, en relación a conceptos como “progreso” y “desarrollismo”. Por lo pronto la agricultura y la ganadería son consideradas “economía esencial” y no así, por ejemplo, la fabricación de microondas. Igual estamos incorporando miradas desde la ecología política. Falta hace. Seguir leyendo…

El coronavirus y nuestra inseguridad alimentaria

Autor: Angel Calle Collado

Dándole vueltas a la reacción compulsiva en el acaparamiento de conservas, precocinados, leche o papel higiénico: ¿en qué hábitos alimentarios andamos metidos?

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Artículo publicado por Angel Calle Collado para Última Llamada, en Eldiario, el 23 de marzo de 2020

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La pandemia del coronavirus amenaza nuestra vida en muchos frentes. Y también pone al descubierto conflictos y debates básicos que como sociedad no podemos dejar de atender: el papel de lo público en nuestras economías, el derecho a la asistencia sanitaria o al empleo, los peajes que impone la llamada “globalización”, entre otros. También somos interpelados como ciudadanía. La existencia (o no) de respuestas más allá del Gobierno determinarán si somos actores solidarios o más bien marionetas para el consumo. Y dándole vueltas a la reacción nerviosa y compulsiva con respecto al acaparamiento de productos como conservas, productos precocinados, leche o papel higiénico: ¿en qué hábitos alimentarios andamos metidos? ¿podemos hablar de una creciente inseguridad alimentaria en países que se supone “desarrollados”? La respuesta a esta última pregunta es un rotundo sí, y lo justificaré seguidamente.

Agricultura, La Agroecología, Espárragos

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Cartografía ecosocial de las protestas rurales

Autor: Angel Calle Collado

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En menos de un año hemos pasado de la llamada “España vaciada” a un mundo rural lleno de protestas

Tráfico, Tractor, Agricultura, Lanz

Artículo publicado en Última llamada, de Eldiario.es, el 3 de marzo de 2020 Seguir leyendo…

Sobre agroecología y extrema derecha en el mundo rual

Autor: Angel Calle Collado

Soberanía Alimentaría, Diodiversidad y Culturas

Cuando me preguntan sobre cómo son de tensas las relaciones entre agroecología y extrema derecha en el mundo rural, se me viene a la cabeza un ejemplo que resume una (aparente) paradoja. Un formador en temas de agricultura ecológica llevó adelante un pequeño parque agrario en zonas manchegas. Estando de visita, me contó que eran los sectores tradicionales del pueblo los que más se habían interesado por la iniciativa. De hecho, lo que vendría a ser el «alumno aventajado» era integrante de un partido de reminiscencias falangistas. La redefinición de una tradición y de actividades propias de un lugar han sido elementos con los que históricamente ha coqueteado la extrema derecha. Una extrema derecha que viene reformando su rostro y una pequeña parte de su andamiaje en los últimos años. Aunque pueda parecer contradictorio a primera vista, existirán elementos tradicionalistas que se muestren críticos con la irrupción de Vox, pues según ellos se arropa con banderas y crucifijos puntiagudos (lo cual les parece bien), pero no quiere saber nada de un desafío de las élites económicas neoliberales (lo cual les parece un error).

La nueva extrema derecha que bajo el nombre de Vox toma fuerza en Murcia o Almería, así como el mundo conservador tan próximo a ella y que tantos negocios intensivos y exportadores ha puesto en pie en Lleida o Badajoz, habla de incremento de productividad, mejor inserción en la globalización de mercados y de apoyar la «marca España» o la marca local que corresponda, como resorte para favorecer la tajada de esa desigual e insostenible mundialización capitalista. Ni la deslocalización de empresas que tributan en este país, ni el escaso apoyo de la Unión Europea a sistemas agroalimentarios locales, ni la crítica de los oligopolios interiores de la gran distribución, ni el derecho a la alimentación saludable o a un trabajo digno aparecen en estas corrientes conservadoras, como no lo hacen en otros muchos partidos o plataformas agrarias. El planeta anda inquieto climáticamente; pero Juan Roig, de Mercadona, duerme tranquilo y también los propietarios de grandes empresas «españolas» que se asientan como intermediarias de las naranjas que nos vienen de Sudáfrica o los tomates de Marruecos.

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Chalecos rurales y verdes

Autor: Angel Calle Collado

eldiario.es

El siglo que atravesamos va a ser una sucesión de chalecos de distinto color manifestándose en las calles y, en el futuro, auto-organizando distintas formas de vida. El progresivo fin de una civilización petrolera irá poniendo sobre la mesa la cuestión de cómo vamos a comer y quién va a pagar los platos rotos. El creciente endeudamiento de los Estados hará más difícil sostener servicios públicos y políticas orientadas a la satisfacción de necesidades básicas. Sobre todo porque la ultraderecha productivista se ha apuntado al carro neoliberal y la socialdemocracia no viene precisamente de poner freno a la merma de derechos sociales y al aumento de una mercantilización globalizadora. Habrá chalecos amarillos, como en Francia, para decir que el mundo rural y las clases precarias no tienen por qué hacer frente a las subidas de impuestos y del precio de la gasolina. Surgirán también chalecos verdes al calor de de los aún jóvenes “Fridays for Future”.

De orientación verde y rural han sido los cerca de 100.000 “chalecos” que han desfilado el pasado domingo por Madrid, al clamor de “La Revuleta de la España Vaciada”. Cada vez son más palpables las dificultades de la pequeña ganadería y de la agricultura para competir con granjas intensivas y monocultivos, las facilidades administrativas para que la gran distribución se adueñe y arruine con sus bajos precios a estos pequeños productores, la renuencia de las administraciones públicas a mantener servicios básicos cuando la despoblación avanza (como el transporte o una escuela), la emigración y el distanciamiento juvenil de los proyectos que ya vienen empaquetados por el llamado “desarrollo rural” e impiden construir con autonomía local, entre otras cuestiones. Frente a las políticas que perpetúan “la España vaciada” se han convocado plataformas, algunas muy críticas con el desarrollismo y sus consecuencias, como Milana Bonita (Extremadura), “Teruel Existe”, la Asociación Española contra la Despoblación o la Federación Española de Entidades Locales Menores.

En el medio rural existen también otros chalecos pugnando por encontrar razones y horizontes para continuar viviendo en estas zonas. Chalecos marrones son aquellos que proclaman la necesidad de continuar sosteniendo lo insostenible: una economía catapultada por una energía fósil, unas políticas que hagan caso omiso del ocaso en la disponibilidad de materiales esenciales para una industria globalizada, la ilusión de que aún tenemos margen para olvidarnos del vuelco climático y de las consecuencias del avance de la desertificación. El jueves 24 de enero se manifestaban en la localidad cacereña de Navalmoral de la Mata más de 4.000 personas. Pedían la continuidad de la central nuclear de Almaraz, un motor de ingresos para la comarca. Su paraguas organizativo era la Plataforma Ciudadana Vida y entre sus lemas podíamos leer “Almaraz Sí – Vida sí”. Economías insostenibles reclamadas con argumentos de “vida”. Aunque distanciándose, a la vez, de un debate sobre el impostergable cierre de las centrales nucleares. Se trata de reacciones fruto de un estado de shock y de un futuro altamente incierto en el medio rural.

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Documental La Piel del Jerte (online y descarga)

Autor: Angel Calle Collado

Ya puedes ver y descargarte el Documental “La Piel del Jerte”. Se trata de una mirada sobre el ayer y los retos de las comarcas extremeñas, sobre crisis del medio rural y deseos de un mundo rural vivo.

https://vimeo.com/lapieldeljerte

Realizado a lo largo del año pasado, refleja el trabajo y la voluntad de cambios de personas que desarrollan su vida en él.

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La ultraderecha: el voto productivista contra el mundo

Autor: Angel Calle Collado

eldiario.es

Me resisto a presentar el ascenso electoral de la ultraderecha como un síntoma o como una coyuntura. La irrupción de Vox, la elección de Bolsonaro o de Trump, el ímpetu racista de Salvini o de Orbán son más bien un oleaje producto de un mar de fondo. Una marea inhóspita que viene cobrando fuerza en las últimas décadas. La ultraderecha es un producto mediáticamente refinado por sectores neoliberales (empresariales, financieros, mediáticos) que han alzado su vuelo con alas muy conservadoras, comprometidas con la defensa de un orden y de unos privilegios.

Bolsonaro es hijo del grupo parlamentario de la BBB, como dicen por Brasil: bala, buey y biblia, correspondiendo a tres bancadas parlamentarias que se identifican con quienes medran a la sombra de la militarización del país, la defensora del agronegocio y la proveniente del sector evangélico. Vienen siendo mayoría en el Congreso brasileño. No dudaron en apoyar el golpe de Estado frente a Dilma Rousseff. En Brasil, como en otros lugares del mundo, esta ultraderecha se benefició de las promesas no cumplidas y las corruptelas no señaladas por una izquierda cómoda en la cogestión de grandes parcelas del neoliberalismo. Pero sobre todo adquirieron aire con los poderosos grupos mediáticos evangelistas y sus acólitos (Iglesia Universal del Reino de Dios, televisiones como Record TV, periódicos, canales en youtube) a los que bombardearon con su subpolítica de los memes: aquella que sólo caricaturiza y promueve el odio como fundamento político, siguiendo la doctrina Bannon.

De la misma manera, para entender a Trump hay que hablar de élites y de una cultura derechizante reconocida como la Alt-Right: publicaciones en internet como Breitbart, youtubers y canales volcados con la magnificación de sucesos de inseguridad y la propaganda racista, televisiones como Fox, etc. Compañías eléctricas, petroleras y automovilísticas vieron en Trump un camino contrario a Obama y directo para frenar directivas contra el cambio climático, otras que impidieran el control de emisiones tóxicas de sus centrales y prospecciones o que pusiera fin a los sobornos en países que dan el visto bueno a sus negativos impactos ambientales.

¿Y Vox? Crece alrededor de discursos racistas, denuncias contra la “ideología de género” o promesas de bajadas de impuestos para empresarios y grandes fortunas. Militancia que, como la de Ciudadanos, proviene de participantes y simpatizantes del ala dura del Partido Popular. Y del ala afortunada de este país, pues según encuesta realizada en Octubre pasado, sólo uno de cada ocho posibles votantes percibía más de 800 euros, mientras que los pueblos y barrios de renta más alta han sido caladero de votos para esta formación.

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Libro “Nuevos movimientos sociales. De la calle a los ayuntamientos”

Autor: Angel Calle Collado

La era post-15M. Gente que siguió movilizándose, municipios por el cambio, caldo de cultivo para la economía social… también partidos que intentaron recoger votos de ese descontento. Y políticas públicas que han querido ser cercanas a la gente, a nuestras necesidades más básicas

De todo esto hablamos en el libro Nuevos movimientos sociales que felizmente nos coordinaron Pedro Ibarra, Mercè Cortina Oriol, Salvador Martí, Ariel Sribman.

En editorial Icaria!

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Municipalismo para no exportar Extremadura

Autor: Angel Calle Collado

Saltamos Extremadura

Varios fantasmas recorren Extremadura: la emigración de las personas más jóvenes, la precariedad social, el deterioro ambiental, una creciente desigualdad interna y un aumento de la misma con respecto a regiones de nuestro entorno. Son todos viejos, pero no por más sabidos dan menos susto. Y tienen que ver principalmente con la exportación de Extremadura. Sí, sí, con una economía centrada en la exportación de la propia Extremadura. No de productos elaborados en ella sino de las mismas bases de producción y reproducción sociales: nuestros ecosistemas y los seres humanos que la habitamos. Es decir, perdemos fertilidad y degradamos bienes naturales por un lado; y por el otro lado, no cesa la amenaza constante de despoblamiento de zonas rurales y aumento de la emigración de nuestros jóvenes.

¿Soluciones? Complejas, de corto, medio y largo plazo. Pero sin duda la diversificación productiva, la inversión en sectores pujantes que tengan que ver con economías más sostenibles y la creación de mercados más locales y directos es parte del camino. Y para asfaltar, sembrar mejor dicho ante el previsible encarecimiento del petróleo en la próxima década, el municipalismo puede jugar un papel importante. Por municipalismo entiendo en este artículo el desarrollo de políticas de proximidad. Política realizada por ayuntamientos, por ciudadanía activa, por asociaciones locales y por cooperativas o por tejido empresarial que atiende a las necesidades locales y que cuida de su entorno.

Para hablar de ello en Extremadura estamos impulsando un Encuentro por un Municipalismo transformador. Será en Carcaboso, los días 5 y 6 de Octubre. Para compartir experiencias, miradas y tratar de impulsar agendas que vayan más allá de consideraciones ideológicas. Muchas de estas apuestas están ya en vigor, pero son desconocidas para la ciudadanía o para la clase política. En este artículo paso a desarrollar la crítica y las alternativas a dichos fantasmas, puntos que pueden servir de antesala a los debates y construcciones que por allí impulsaremos.

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IV EDICIÓN CURSO Bienes Comunes y Economías Sustentables

Autor: Angel Calle Collado

Desde COMUNARIA.net, red de personas ligadas a organizaciones académicas y sociales, lanzamos la cuarta edición de este curso semipresencial que se realiza en la UNIA Universidad Internacional de Andalucía. Para Latinoamérica puede realizarse a distancia.

En él reflexionamos sobre cómo construir economías desde abajo, más allá del Mercado y del Estado, con bases en una democratización radical de nuestras sociedades. Las economías sociales y solidarias, la economía feminista y la perspectiva ecológica de la economía forman parte de nuestra mirada crítica. Mirada que se entrecruzará con experiencias de estos nuevos comunes, con inspiración en comunales clásicos y el cooperativismo transforamador.

WEB

https://www.unia.es/oferta-academica/congresos-jornadas-encuentros-y-otras-actividades-formativas/oferta/item/bienes-comunes-y-economias-sustentables-de-la-economia-solidaria-a-la-transicion-socioambiental

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Diez medidas frente a la crisis del monocultivo de la cereza

Autor: Angel Calle Collado

Saltemos Extremadura

El descontento no cesa. Busca manifestarse y canalizarse, protestar y a la vez hacerse propuesta concreta. Este viernes 13 de julio, a las 20.30, la plaza Mayor de Plasencia se llenará de voces de agricultores y agricultoras a los que la actual campaña de cereza amenaza con llevarse por delante. Los bajos precios y un modelo que se rompe y hasta ahora parecía “funcionar bien” están propulsando encuentros y manifestaciones desde que el 10 de junio se convocaran 2.000 personas en el polideportivo de Cabezuela.

¿Protestar contra quién? ¿Y qué alternativas proponer? El actual sistema agroalimentario se caracteriza por siete empresas que controlan la distribución de la mayor parte de lo que llega a nuestras mesas. Y por un público que, aunque crecientemente preocupado, se distancia de la alimentación y busca comida barata y accesible. Someterse a las reglas de la gran distribución y de la apariencia de la comida no resolverá la papeleta.

Por ello, pienso que no es solución insistir en hacer “mejor” las cosas dentro de los actuales mercados globales o consentir que el argumento de la “calidad” de la fruta sea falseado y desviado hacia la producción de cerezas de gran calibre (obviando su composición, la tradición de la picota, la existencia o no de tóxicos en su elaboración). Antes al contrario, como trataré de justificar en este texto, no estamos ante un traspiés del mercado o una especie de bache en el camino de la llamada globalización de los mercados. Estamos, como personas agricultoras y también como personas necesitadas de alimento, ante un precipicio. Vemos que el río anda revuelto y oímos ya la cascada por donde algunas producciones y personas productoras van cayendo. La huida hacia adelante, seguir remando en la misma dirección, no es la solución. Es hora de cambiar no sólo de barco, sino también de ríos, de direcciones y de formas de nadar. Cuanto antes lo hagamos y cuantas más personas lo hagamos juntas (agricultoras, consumidoras, gentes preocupadas por el destino del mundo rural) más posibilidades tendremos de no dejarnos ahogar por la corriente de la globalización.

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Municipalismos: en México se piensa mucho en ti

Autor: Angel Calle Collado

El Salto

México y este país quizás compartan más de lo que piensan. Compartimos situación periférica dentro de economías y poderes políticos que nos desbordan por el Norte. Compartimos tradiciones de ida y vuelta, como lenguas, músicas y poéticas que van y vienen. Sobre México se asientan cerca de 60 culturas. Como aquí, compartimos una mal encajada diversidad política y cultural: nos movemos de forma excluyente entre distintas raíces identitarias, donde la diferencia es percibida como amenaza y no como riqueza de un Estado, por otra parte, progresivamente neoliberal y conservador.

Compartimos también búsquedas de nuevas formas de hacer política, intentando desplazar las referencias tradicionales asentadas en las últimas décadas, dentro del juego institucional representativo, en un bipartidismo de centro-derecha. Allá PAN (Partido de Acción Nacional) como remedo conservador del PRI (Partido Revolucionario Institucional), acá PP como valedor de una vieja y desigual España que encuentra apoyos en el PSOE.

En ambos países han emergido apuestas políticas que buscaban promover alternativas para canalizar el descontento. Y entre las alternativas comunes, el municipalismo es una propuesta que se enfrenta a aquellas que emergen desde la izquierda institucional.

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Biosindicalismo alimentario

Autor: Angel Calle Collado

Blog Última Llamada en eldiario.es

¿Cómo tendríamos que organizarnos para alimentarnos de otra forma? El reciente Congreso Internacional de Agroecología celebrado en Córdoba, en el que se encontraron cerca de 500 personas de 12 países distintos, nos propuso (re)politizar nuestros sistemas agroalimentarios. Asumir la alimentación como un hecho social del que depende la reproducción de nuestras vidas, nuestra cultura, nuestros territorios. No es, por tanto, reducible a un nuevo nicho de consumo, a una producción crecientemente industrializada o a una búsqueda reducida a facilitar (cada vez para menos gente y en condiciones menos saludables) una ingestión diaria de dos mil y pico calorías.

La falta de (re)politización alimentaria impone varios cercamientos a los habitantes del Sur global y crea una situación de crisis al conjunto de la humanidad. Son cercamientos físicos los monopolios de campos para alimentar la dieta hipercárnica de una minoría. Son cercamientos políticos la intensificación productiva con apoyos públicos; o la “ayuda” alimentaria que propicia un control social de quienes son situados más abajo en nuestras sociedades duales. También sabemos de cercamientos económicos: tendrás que beber de paquetes tecnológicos cada vez más costosos, ajenos e “inteligentes” y venderás a la gran distribución como única salida. No faltan los cercamientos transversales: fundamentalmente mujeres y mayoritariamente las campesinas y campesinos lejanos a las grandes urbes habrán de sostener las cadenas que van de la siembra a la mesa para que los cuerpos y sus lazos sigan sosteniéndose. Y quienes habitamos algún Norte, algún espacio social con ciertas condiciones para la elección y el acceso regular a comida, también recibiremos nuestra parte de la plaga: nutrición no adecuada, participación en un consumo que no para de retroalimentar el cambio climático; desinformación mediática y publicitaria que nos impide destejer el negocio de la comida, alejándonos del derecho a una alimentación saludable, a un medio rural que nos sostenga, y a tecnologías no basadas en los intereses exclusivos de élites y pseudociencia.

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Libro Rebeldías en Común – descarga gratuita

Autor: Angel Calle Collado

Ya está disponible la descarga gratuita del libro Rebeldías en Común. Sobre comunales, nuevos comunes y economías cooperativas, editado por Libros en Acción:

https://www.ecologistasenaccion.org/?p=96729
(pinchar en la portada)

El libro analiza miradas y prácticas sobre los Nuevos Comunes: cooperativismo emergente desde lo social, formas de cogestión desde las políticas públicas más próximas, iniciativas de auto-organización agroecológicas, comunales tradicionales alrededor de bienes naturales, revisiones ecofeministas del paradigma clásico de los comunes, etc.

No será el último. Nuestro curso de bienes comunes prepara una edición en Otoño:

https://comunaria.wordpress.com/2018/01/18/2018-curso-bienes-comunes-y-economias-sustentables-de-la-economia-solidaria-a-los-mercados-sociales/

Alimentación, poder y pseudociencias

Autor: Angel Calle Collado y Dolores Raigon

eldiario.es

La ciencia es poder y las pseudociencias son creencias. Cierto. Y en ocasiones intereses de las élites, publicidad engañosa y argumentos “científicos” también caminan de la mano. En los últimos años se suceden una extensa publicación de dossieres, blogs, encuentros y libros sobre algo fundamental que ya no podremos hacer de la misma manera que antes: alimentarnos con los actuales sistemas de producción y distribución. En eso coincidimos muchas personas preocupadas por esta situación. Discrepamos abiertamente en que la respuesta sea apelar, como afirmara A. Einstein, a las mismas herramientas que ocasionaron los problemas: insistir en mercados altamente globalizados, orientados por la biotecnología y poco centrados en la creación de circuitos alimentarios más localizados.

En el debate actual sobre la alimentación “del futuro” se están colando algunos mitos. Revisemos la que suele ser la primera y común creencia justificadora impulsada por la FAO en la reunión celebrada en octubre de 2009 en Roma, bajo el título “Cómo alimentar el mundo en 2050”: “el mundo necesita aumentar su producción de alimentos en un 70% para 2050 con el fin de atender a una población mundial de nueve mil millones de personas”. Leyendo el informe original se comprueba que se reclama el incremento no porque vayamos a alimentar a la población si no porque vamos a impulsar la extensión el actual modelo agroalimentario, que es bien distinto: aumentarán en 200 millones de toneladas la producción de carne para propiciar incrementos de entre un 25% y un 50% el consumo per cápita, según países. Lo cual implicará una necesidad de cereales de hasta 3 mil millones. O sea, prescindiendo de limitaciones ambientales y superficie agraria disponible, vamos a devastar más bosques, emitir más metano y continuar con un modelo ineficiente de producción de calorías para sostener una dieta excesiva, problemática desde el punto de vista de salud e innecesariamente rica en proteínas de origen ganadero. Recordemos que la dieta cárnica contemporánea reclama un tercio de las tierras de cultivo y casi la mitad de los cereales (destinados a la producción de piensos) que se producen en el mundo. Este publicitado informe termina, como consecuencia de su ensoñación modélica, reclamando más energía (¿no saben que caminamos hacia un mundo de menores disponibilidades energéticas?) y más puertos para el comercio internacional que faciliten un sector agrícola “dinámico” y que aumenten las “inversiones del sector privado” (¿dónde se seguirá muriendo la gente de hambre por no abordar el acaparamiento de tierras y de alimentos por mor de un mercado especulativo?). Pero el mantra de un 70% de producción ahí ha quedado: objetivo cumplido para las élites de las corporaciones agroalimentarias.

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Democracia local: avances, oportunidades y limitaciones (Entrevista a Ángel Calle)

Autor: Angel Calle Collado y Jose Bellver Soroa

FUHEM-Ecosocial (José Bellver)

Angel Calle Collado es profesor de Sociología en la Universidad de Córdoba (en el Instituto de Sociología y Estudios Campesinos). Sus intereses de investigación espacian de la agroecología política, a la sustentabilidad, los bienes comunes y los nuevos movimientos globales. Forma parte de Comunaria.net, espacio dedicado a la investigación aplicada en bienes comunes y del grupo motor de La Red de Investigación y Apoyo Municipalista (REDINAM) cuyo ámbito de trabajo gira alrededor de los avances y los retos del muncipalismo, y en particular de candidaturas con acento local y municipalista, en los diferentes territorios.

José Bellver (JB): «Democracia local y participación ciudadana» es una de las expresiones de mayor fortuna en la actualidad, ¿a qué crees que es debido? ¿Qué denota y en qué se ha materializado tras el ascenso de los nuevos municipalismos?

Angel Calle (AC): Creo que se debe a dos movimientos. Uno que entronca con la idea de democracias fuertes, de participar directamente, de deliberar, de autogobierno (autores como Barber o Castoriadis nos hablaron de ello). No es en realidad una idea, es una práctica, que surge en los sesenta como contestación de lo gris y autoritarios que resultan los grandes sistemas capitalistas y del socialismo “real” del siglo pasado. Al calor de este empuje social, hay lo que diríamos un intento de “recuperar” y “descafeinar”. El Banco Mundial habla de participación porque así habla de “sociedad civil” y no habla de Estado, por ejemplo. Los nuevos municipalismos, obviamente, beben de la primera corriente. Beben, pero provienen de las bases municipalistas, que en este país agrupa al movimiento anarquista y libertario, a las prácticas de los comunales o a las corrientes marxistas de matriz más movimentista y autónoma. Hoy, con la desafección política que reina entre la ciudadanía,los nuevos municipalismos son también una opción para una gente que siente que ha perdido control de sus vidas, de lo que se llaman sus instituciones, y necesita respuestas y mecanismos más palpables de participación, de pensar su ciudad, pueblo o territorio.

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Soberanías y decrecimientos

Autor: Angel Calle Collado

Blog Última Llamada en eldiario.es

La vida es una maraña de procesos en continua evolución. Así de entrelazada y cambiante es Gaia/ Gea: la Tierra que vemos y la tierra que no vemos, como nos señalaba la bióloga Lynn Margulis. La vida democrática es también (¡cómo no!) cuestión de procesos, no de órdenes prefijados, nos argumentaría el filósofo Cornelius Castoriadis. Sin embargo, nuestras vidas políticas no parecen entender hoy ni de autodeterminaciones, ni de respuestas frente al cambio climático. “Bochornoso” era el adjetivo que empleaba sintéticamente la portavoz del gobierno del Partido popular para referirse a la iniciativa soberanista que se está desarrollando en Catalunya. Podría haber empleado ese adjetivo para hablar de la creciente desertificación y de los incrementos de las altas temperaturas en este país, de las muertes no contabilizadas por estos calores o por sequías y huracanes de dimensiones nunca vistas hasta ahora. También bochornosas fueron actuaciones poco democráticas como la utilización de reformas constitucionales exprés y leyes mordaza para evitarse una salud democrática. País bochornoso, dicen, pero identificándolo siempre con todo aquello que pueda amenazar sus posiciones en el actual statu quo.

El pasado 6 de septiembre el parlamento catalán aprobaba por mayoría una ley de referéndum con los votos de Junts pel Sí y la CUP. La coalición nacionalista en el gobierno (Junts pel Sí) que aúna la tradición conservadora catalana (PdeCAT, proveniente de CiU) y una neoliberalizada socialdemocracia (ERC) ha encontrado apoyo en las CUP (cuyas mimbres están en un municipalismo anticapitalista) para andar este camino hacia la autodeterminación de Catalunya. Todo un calentamiento global del panorama político español, cuyos entramados jurídicos, mediáticos y políticos hegemónicos han publicitado que se trata de un huracán contra la democracia. Calentamiento que ha pasado por alto, sin embargo, algunas de las intenciones y de los matices que van más allá del derecho a decidir como senda institucional a partir de una idea de pueblo o comunidad. En el discurso pronunciado en la tribuna del Parlament la tarde del 5 de septiembre, Anna Gabriel Sabaté (diputada de las CUP) afirmaba que las instituciones estatales surgidas tras la muerte del dictador Franco “son un límite, son un muro, son un impedimento para plantear la recuperación de soberanías, todas: la nacional, alimentaria, la económica, cultural, residencial”. En esa misma semana, un equipo de la formación municipalista manifestaba su intención de interpelar al gobierno sobre lo que, a su juicio, debería ser una ley catalana por el decrecimiento. “El decrecimiento es una vía imprescindible para conseguir esas soberanías”, aquellas de las que hablaba la diputada Sabaté, afirmaba su compañero Sergi Saladié.

En círculos catalanes suele hablarse de dos ejes de polarización y a la vez de cohesión que se suceden en Catalunya: el nacional y el social. “La austeridad nos hará más fuertes” dijo una vez Artur Mas, antecesor del actual presidente catalán Carles Puigdemont. Y a ello se consagraron con reducciones, desde 2008 para acá, de un 17% del gasto en educación, un 14% en sanidad, aparte de privatizaciones directas o encubiertas. Ello motivó que el eje social tomara fuerza: las manifestaciones Prou Retallades! (basta de recortes), resonando junto al 15M, desde el 2011. Con el objetivo de relegitimarse, y azotada por la corrupción y los malos resultados electorales, CiU pasó a colocarse mediática e institucionalmente como la cabeza más visible del movimiento catalanista.

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Mercados agroecológicos, Pacto de Milán y nuevos comunes

Autor: Angel Calle Collado

eldiario.es

Octubre nos aguarda en Valencia con una nueva cita del Pacto de Política Alimentaria Urbana de Milán, el llamado Pacto de Milán. De Banjul (Gambia) a Belo Horizonte (Brasil), más de un centenar de ciudades han declarado su compromiso con sistemas agroalimentarios sostenibles e inclusivos. Las ciudades son un voraz depredador de recursos alimentarios y energéticos. ¿Cabría pensar que en ellas podemos encontrar las soluciones para reconstruir sistemas agroalimentarios localizados? Ciertamente no, el mantenimiento de la biodiversidad, la reducción de la huella ecológica o las políticas frente al avance del cambio climático nos obligan a tener planteamientos territoriales más amplios, más complejos, más extensos.

Sin embargo, el Pacto de Milán puede ayudar y mucho a reclamar un derecho a la alimentación y a revitalizar una producción más acorde con las potencialidades de un territorio (recursos disponibles, comercialización directa, variedades y productos de temporada, mundo rural vivo) en el afán de crear cuencas alimentarias “resilientes”, como señala el propio Pacto. Puede ser un aldabonazo que contribuya a expandir dinámicas más descentralizadas y que dote de más autonomía a los habitantes de un territorio para construir sus mercados, sus sistemas económicos, sus formas de cuidar la vida.

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Brasil: otro golpe político contra la sostenibilidad

Autor: Angel Calle Collado

Blog Última Llamada en eldiario.es

Última llamada para quienes aún confíen en que las élites económicas están preocupadas por la democracia y por la sostenibilidad en este planeta. El escondido romance del TTIP entre los Estados Unidos y la Unión Europea ha puesto de manifiesto que, en este interesado amor de las élites, poco importa el apoyo de sus pueblos o el respeto a unos mínimos ambientales que aboguen por la precaución frente a un planeta en estado de shock. Entre capitalismo del shock y capitalismo contra el cambio climático anda el mundo, según nos documenta la ensayista Naomi Klein. Y Brasil no es más que un eslabón en esta cadena.

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La batalla cultural frente a los transgénicos

Autor: Angel Calle Collado

Blog Última Llamada en eldiario.es

Aunque el capitalismo amenaza las bases de la vida, no le resulta tan fácil ni tan legítimo apropiarse  de nuestras conciencias, tampoco de las culturas que trabajan para que dicha vida siga reproduciéndose. La reciente sentencia dictada por el magistrado federal de México, Benjamín Soto, ha cerrado las puertas (por el momento) a la liberación o siembra de maíz transgénico en dicho país. México, tan cerca de monstruos transnacionales como Monsanto o Syngenta y tan lejos de los dioses que crearon a los hombres de maíz como reza el libro comunitario maya del Popol Vuh, se ha reconocido como país donde la preservación de su alimentación es un hecho justiciable. La demanda fue presentada concretamente por 53 personas: campesinos y campesinas, artistas, personas investigadoras y activistas de derechos humanos. Pero obedece a una larga disputa jurídica, territorial e identitaria contra los citados monstruos como indica este colectivo: “México es la cuna donde nació el maíz, planta que hermanó en su territorio a decenas de culturas”.

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