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Hace unos días el Fondo Monetario Internacional (FMI) alertó del aumento de la deuda global en los últimos años. 152 billones de dólares. El 225% del PIB mundial. Una enorme bomba de relojería que afecta no sólo países de la periferia europea o emergentes, sino también a buena parte de los países más empobrecidos del planeta.
Desde la crisis de 2008, una parte de los capitales que huyeron de Europa buscaron rentabilidad en los países emergentes, pero también en los estados con rentas más bajas que estaban creciendo a buen ritmo. Mozambique, Etiopia, Ghana o Senegal, entre otros, atrajeron al crédito internacional, público y privado.
La ayuda ofrecida en forma de crédito, la emergencia de nuevos acreedores como China o créditos de la banca internacional huyendo de los bajos intereses en Europa, encontraron clientes en África, América Latina y Asia. El nivel de crédito a los países del sur se ha multiplicado desde 2008. Algunos de estos países, que habían recibido cancelaciones de deuda, ahora vuelven al punto de partida: están en situación de sobreendeudamiento. Pareciera que nadie ha aprendido la lección.
Las crisis de la deuda, los ajustes y el hambre
En los años 80 estalló una crisis de la deuda que dejó empobrecimiento y desigualdades en América Latina, África y Asia. Entonces la situación se afrontó desde los organismos internacionales de la misma forma que han afrontado la actual crisis en la periferia europea: con austeridad y más deuda. El resultado fue la llamada “década perdida”, años de ajustes que hicieron retroceder buena parte de los indicadores en el ámbito social en los países del Sur.
La década de los 90 supuso seguir con las políticas neoliberales que habían constituido la receta contra la crisis de la deuda. El Consenso de Washington se generalizó y el neoliberalismo se convirtió en dogma. Cada nuevo crédito del FMI, cada proyecto del Banco Mundial, incluso las reestructuraciones y cancelaciones de deuda que han recibido algunos de los países más empobrecidos, han estado condicionados, hasta hoy, a la aplicación de más ajustes, de más privatizaciones, eliminación de subsidios, desregulación de mercados laborales, liberalización de mercados financieros, reducción de aranceles, eliminación de barreras al libre comercio…En definitiva, políticas que tras décadas de aplicación y han ido dejando a los países indefensos ante uno de los mayores problemas que pueden afrontar: el hambre.
En Zambia, en 1991, los créditos del FMI para refinanciar la deuda llegaron condicionados a la eliminación de los subsidios sobre los alimentos y fertilizantes, o los créditos públicos agrícolas. Años más tarde una evaluación del propio Banco Mundial reconoció que retirar los subsidios a los fertilizantes llevó a un estancamiento económico del sector agrícola, con lo que ello supone de impacto a la seguridad alimentaria de las familias campesinas.
Un caso paradigmático es el de Haití. En los años 70, el país más empobrecido del hemisferio occidental tenía un 98% de autosuficiencia de cereales. En 2009 importaba el 82% de los cereales que consumía. En 1995 el FMI forzó al retornado presidente Aristide a reducir los aranceles sobre el comercio del arroz de un 35% a un 3%. Entonces el crédito del FMI fue una condición que el gobierno de Estados Unidos impuso a Aristide para poder volver al país después del golpe de Estado de 1991.
La medida supuso un incremento de un 150% de la importación de arroz entre 1994 y 2003. La mayor parte de ese arroz proveniente de Estados Unidos, subvencionado por su gobierno y vendido en Haití a precio inferior del precio de producción del arroz haitiano. Aún hoy es más fácil y más barato comprar arroz estadounidense en los mercados haitianos que el producido en el país.En las zonas de producción de arroz en Haití se concentran los mayores porcentajes de malnutrición del país.
La medida supuso el empobrecimiento de miles de familias campesinas, que abandonaron el campo para vivir en los arrabales de las ciudades. Los mismos arrabales que en 2010 fueron derrumbados por el terremoto y hace unos días arrasados por el huracán Matthew.
Captura de pantalla de la web www.jubileedebt.org.uk en la que se muestra la deuda mundial por países
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