mar 20, 2019 0
Juventud atrapada en la precariedad, y cómo salir del laberinto
ctxt.es (La Paradoja de Kaldor)
Del total de personas afiliadas al Régimen General de la Seguridad Social en febrero de 2019 (14,9 millones), solo la mitad tenía un contrato indefinido ordinario a tiempo completo, o lo que la OIT define como un contrato estándar. En el caso de jóvenes menores de 30 años, solo una de cada cuatro personas afiliadas tenía este tipo de contrato. El resto tenía un contrato “atípico” (temporal o a tiempo parcial, o ambas situaciones simultáneamente). En ese mismo mes, de hecho, solo un 21% de las nuevas afiliaciones –de todas las edades– se hicieron con contratos indefinidos a tiempo completo.
Este dato confirma de nuevo una de las características estructurales más sobresalientes de nuestro sistema productivo: la cronificación de la precariedad laboral. Más aún, si antes de la crisis España ya destacaba por la elevada tasa de temporalidad, muy por encima de la media europea, el periodo de recuperación del crecimiento económico que se inicia en 2014 viene acompañado por otros dos factores que agravan la situación: el fuerte aumento de la rotación y la menor duración de los contratos indefinidos.
En un reciente artículo, Luis Cárdenas analizaba la evolución de la contratación estándar y atípica desde el inicio de la recuperación y mostraba no solo el aumento del peso del empleo atípico, situándose incluso por encima de las cifras anteriores a la crisis, sino también la alarmante reducción de la duración media de los contratos.
En 2018, se firmaron 22,3 millones de contratos de trabajo, de los cuales 20 millones son contratos temporales (9 de cada 10), aunque el incremento neto del empleo fue de 503.000 personas ocupadas (media anual, datos EPA). Para hacernos una idea mejor de lo que esto significa, en el año 2007 el empleo aumentó bastante más (641.000 personas) pero se firmaron muchos menos contratos (17,8 millones). La causa principal de este aumento del número de contratos que hay que firmar por cada nuevo empleo neto creado se explica, claramente, porque la duración de estos contratos es cada vez menor.
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